Eres poesía.
Eres la emoción de un niño cuando se
despierta la mañana de navidad; la mía cuando las calles se
empiezan a llenar de luces (a pesar de haber perdido ya esa
inocencia).
Eres el abrazo de un ser querido al que
no ves de hace tiempo.
Eres la nostalgia al pasar por delante
de tu antiguo colegio.
Eres la sonrisa de un extraño cuando
cruzáis las miradas.
Eres un mar embravecido en plena
tormenta. Y la paz que viene después.
Eres la estrella que siguieron tres
sabios dos mil años atrás y que ahora me guía a mí hacia casa cada noche.
Eres un universo entero.
Eres pura adrenalina.
Eres grito en plena revolución.
Eres la Noche Estrellada, y siempre he
adorado las pinturas de Van Gogh.
Eres la emoción de un escritor al
terminar su obra maestra.
Eres el sabor del café a primera hora
de la mañana.
Eres uno de esos largos viajes en coche
sin planear la ruta, de esos que tanto me gustan a mí.
Eres la sensación que te invade al
cantar a pleno pulmón en un concierto tu canción favorita junto a
centenares de personas más y el cantante en silencio.
Eres el reencuentro entre dos amantes
en un aeropuerto, y la despedida, todo a la vez.
Eres el “sí” más seguro de toda
una vida, sin un solo susurro de un “puede” en el subconsciente.
Eres hogar, donde sea que estés.
Eres destino y camino a la vez, y ojalá
hubieras sido la casilla de salida.
Eres Paris, con todas sus luces y todas
sus historias de amor.
Eres pisar Madrid por primera vez y
quererte quedar para siempre.
Eres Roma, porque todos los caminos
llevan a ti, porque eres arte y religión.
Eres salir del agua para respirar al
fin, después de unos angustiosos segundos en los que no tienes claro
que vas a salir de esta.
Eres el saberme todas las palabras de
mi antigua canción favorita.
Eres el latir acelerado de un corazón
después de la carrera de su vida.
Eres refugio, seguridad, calma.
Eres un todo, que no deja nada fuera.
Eres realidad e imaginación.
Eres filosofía,
música,
literatura.
Eres acierto.
Eres reminiscencia.
Eres poesía.
Mi poesía.
-Marie G.
-Marie G.