domingo, 20 de marzo de 2016

Vuelve a Granada.




Acuérdate de mí. Acuérdate de ti. Acuérdate de nosotros.
Acuérdate de todo lo que vivimos. De las tardes en Plaza Nueva y de cómo para mis ojos no había nadie ahí más especial o interesante que tú, aunque me enfadara contigo e intentara disimularlo.
De cuando te llevé a Realejo y me dediqué a contarte mil y una curiosidades de esta ciudad que tanto amamos. Gracias por escucharme, gracias por ser tan tú y tener esa curiosidad natural por todo lo que te rodea y tus ganas de saber más.
De que te reíste de mí y me llamaste cursi al pasar por debajo de ese balcón tapiado de Elvira y su amante en el Albaycín, y justo después, alegraste el Paseo de los Tristes, de la misma manera que solías alegrar mis días.
De cuando me cogiste de la mano por primera vez en los Jardines del Triunfo, que te miré y le estabas dando una calada a tu cigarro, y clavando los ojos al frente, sonreíste, sin decir nada. Y yo también sonreí. Tú y tu manía de actuar sin pensar ni dar explicaciones a nadie.
De que me besaste en el Mirador de San Nicolás, justo después de que comentara lo hermosa que se veía la Alhambra desde allí. Otra vez decidiste dejarte de conversaciones serias o justificaciones, y me preguntaste si quería ir a visitarla, que tenías un amigo que nos podía colar. Te reíste de que con mi altura sería imposible encajar mi mano en la que adornaba el arco de la Puerta de la Justicia, y me subiste a tus hombros. “¿Llegas ahora?”, preguntaste entre risas. Y paseando por los jardines nos dimos cuenta de que todo era más fácil en la Alhambra, y mucho menos feo que en el mundo real. Que digan lo que quieran, que para nosotros ese lugar es una Maravilla del Mundo. Que en mi lista de momentos favoritos, estamos nosotros dos esa noche, viendo Granada desde la Alcazaba.
No recuerdo una época más feliz que la que pasé a tu lado, no recuerdo a nadie capaz de descubrir tantos de mis secretos de la manera en la que lo hacías tú, no soy capaz de concebir como voy a querer a alguien tanto como te quise... Como te quiero a ti. Tantos momentos compartidos en tan poco tiempo, y aún así insuficientes. Porque te fuiste. ¿Por qué te fuiste?
Quiero que vuelvas. Estés donde estés, quiero que recuerdes Granada, quiero que recuerdes nuestro pequeño trocito de cielo en la Tierra. Que las luces de Granada brillaban por ti, por tus ojos celestes, por tu sonrisa juguetona y por tu forma de ser.
Que Granada llora (conmigo) todas las noches si tu no estás, y que las dos esperamos que vuelvas,
a querernos,
a descubrirnos,
a destapar nuestros secretos,
a robarnos el corazón,
a encender las luces.



-Marie G.
Share:

2 comentarios:

  1. Ay, me encanta, me recuerdas a un triste y nostálgico García Lorca, enamorado de su tierra.

    ResponderEliminar
  2. Ay, me encanta, me recuerdas a un triste y nostálgico García Lorca, enamorado de su tierra.

    ResponderEliminar