domingo, 31 de julio de 2016

Maldición.



Hoy tengo ganas de maldecirlo todo. Fíjate, que no sé ni por donde empezar.
Por las estaciones, quizás. Maldito verano, que te llena de falsas esperanzas. De verdad, que todo parece más fácil en verano. Sal de noche, ¿qué más da? Si puedes dormir toda la mañana si te apetece. ¿Hace calor? ¡Cómete un helado! O bébete un refresco. Tírate a la piscina. Vete a la playa a pasar el día. Conoce a alguien. Un amor de verano. Qué fácil es conocer a alguien cuando no tienes preocupaciones.
Espera a que llegue septiembre, cuando las responsabilidades y la rutina os hagan replantear toda vuestra relación porque no estáis acostumbrados a las dificultades. Maldito otoño, con sus árboles que pierden hojas tan rápido como vas perdiendo tus partes favoritas de tu relación veraniega, que al final te importa más que un simple rollo de verano. Contratiempos del amor, supongo.  
Y deja por fin que llegue el invierno, y que congele y mate lo poco que quedaba. Las ganas de veros, las llamadas a las tres de la madrugada para despertarte porque sí, las noches en casa viendo películas, los posteriores "quédate, es tarde, no tienes que irte a casa"; los planes para el siguiente verano, los cafés después de comer antes de ir a trabajar otra vez, "¿te encuentras mejor? Te he preparado sopa", las noches de fiesta, los "no vuelvo a beber en la vida", los recuerdos de cuando empezasteis a pasar tiempo separados porque terminaba el verano y os pasabais el día hablando por teléfono para compensar. Deja que el crudo invierno se lleve todo eso, y que una noche, después de horas hablando, decidáis que nada de eso vale la pena, y siente el frío más que nunca en las noches que vengan después.
Maldita primavera, que hace que todo florezca, mientras tu vida sigue igual que siempre, y los días pasan sin una sola llamada.
¿He maldecido ya al verano? Que vuelve siempre.
Maldita esta ciudad, de la cual parece que nadie puede escapar. La maldigo porque sé que no nos equivocamos solo en el momento, si no también en el lugar. Y maldito tú, con tu carácter huracán, que arrasarías Barcelona entera. Imagínate qué has hecho conmigo.
Maldita pareja de enamorados que se pasean por El Retiro presumiendo de lo felices que son.
Malditas películas que te hacen creer en algo imposible de conseguir.
Malditas circunstancias.
Malditos momentos felices que ya no están.
Maldito tú. Aunque tengas la misma cantidad de culpa que yo.
Así que maldita suerte, malditas estrellas, maldito karma, maldito destino y malditos todos esos agentes que han influido en que no hayamos podido tener la oportunidad de ser lo que queríamos ser.

-Marie G.
Share:

2 comentarios: