¡Buenas (y románticas) noches!
Dicen que cualquier tiempo pasado fue
mejor. Y puedes estar más de acuerdo con esa afirmación o menos. En
mi opinión, hay cosas que solían ser más hermosas en el pasado.
Aunque reconozco que no todas.
Por ejemplo, ¿cuantas cartas escritas
a mano habéis enviado y recibido? Con sinceridad. Para mí, que se
pierda esa costumbre es una de las cosas más tristes que hay.
Enviabas la carta y esperabas con ilusión a que llegara la
respuesta. No tiene nada que ver con los mensajes o emails, realmente
ponías todo tu esfuerzo en esa carta.
Para conocer a alguien, te veías
obligado a pasar tiempo con él o ella, en lugar de estar pegado las
24 horas del día pegado a la pantalla del móvil esperando a que te digan
algo. Y hablando del pasar tiempo con alguien, que levante la mano el
que haya estado con su teléfono en una reunión con amigos. Ya, lo
sé. Ahora esto podría resumirse en esa famosa escena de Mean Girls.
Estoy segura que todos sabéis de qué hablo.
¿Y qué hay de las citas? Esto no
tiene nada que ver con la tecnología, la era de los smartphone y
demás, pero, ¿por qué se han perdido? Nadie pide citas, cuando es
una de las cosas más románticas que había. Ahora la gente queda e
improvisa, pero anda que no me gustaría a mí que un chico se
esforzara en planear la velada perfecta.
Si la película 101 dálmatas tuviera
lugar en los tiempos modernos, estoy segura de que al caer al agua
estarían más preocupados de salvar sus aparatos electrónicos que
de hablar el uno con el otro.
¿Y de qué van a hablar los poetas y
escritores ahora? ¿Donde van a encontrar la inspiración, si nos
pasamos la vida con la nariz pegada a una pantalla, en lugar de
metida en un buen libro? Hay tantas musas que van a pasar
desapercividas de ahora en adelante. Y las que sean encontradas,
¿cómo van a ser descritas? ¿Qué van a estar haciendo? Porque a mi
no se me ocurre nada menos poético y carente de significado que un
móvil. Aunque bueno, esa es solo mi opinión.
No digo que la tecnología sea lo peor
que nos ha pasado, porque si no os habéis dado cuenta, estoy
escribiendo en una plataforma de internet. Solo digo, que ojalá
supiéramos administrar mejor nuestro tiempo, y ojalá fuéramos
capaces de combinar todo lo nuevo que se nos entrega con todas esas
cosas del pasado que tenían belleza en ellas y que no deberíamos
perder.
Y con esta pequeña reflexión me
despido por esta semana,
¡nos leemos pronto, viajeros!
Toda la razón. Ya sabes como soy yo de retro, y no lo soy menos con la tecnología. Lo odio en ese sentido. Muchas veces he pensado en volver a ese nokia de teclas gordas, pero quieras o no la sociedad en la que vivimos te obliga a estar a la última. Sin whatsapp no te enteras de las cosas de clase ni de cuando quedan tus amigos para salir los viernes, porque simplemente el que no tiene móvil (lo cual es raro), queda marginado. ¿Quién llama a un amigo por teléfono para quedar hoy en día? En cuanto a las clases igual, hoy estás obligado a tener ordenador con internet e impresora. Mil veces he entregado yo un trabajo a mano y me han puesto mala cara, o en un USB y me han dicho que por qué no lo he impreso o mandado por correo. Pues porque no tengo ni impresora ni internet en el ordenador, y no tengo que estar obligada a ello.
ResponderEliminarEl romanticismo está completamente muerto, o en peligro de extinción. Ya no hay cartas, ni musas, ni piedras en la ventana como dije en uno de mis poemas. Ya todo se hace instantáneo, no se piensa en hacerlo lo mejor posible. Se envia un mensaje y nos damos con un canto en los dientes. Estamos las 24h conectados y hablando con quien sea. Las citas ya no sirven para conocerse porque ya lo sabemos todo el uno del otro. Y por supuesto ya no se presenta ningún chico delante de una chica con las manos en los bolsillos y le pide salir. Lo triste es que no hay solución que no sea estricta y que no nos perjudique.